Bueno, como el otro día colgué en una entrada el poema y tuvo bastante aceptación con respecto a las visitas que recibí, y a fin de enseñaros un poco mi narrativa, os voy a dejar aquí un cuento que escribí el año pasado. He de decir que mi forma de escribir ha cambiado algo desde entonces y quizá haya cosas que personalmente retocaría, pero quiero dejarlo intacto por respeto al tiempo que le eché escribiéndolo.
Como último detalle, el título, "Impotencia reprimida" es una redundancia que hace referencia a lo tremendamente impotente que se siente uno en algunos casos, así como un augurio de la solventación del problema. Sin más dilación, aquí os dejo mi cuento, las críticas constructivas siempre son bienvenidas y de hecho, me encantaría que las hicieseis.
Sí, ahora lo recuerdo, ahora recuerdo por qué lo hice. Estuvo bien, si. Sí, definitivamente lo hice bien, no estoy confuso, en absoluto.
Recuerdo perfectamente, apenas cinco metros me separaban de ellos, estábamos junto al Bahía Mar sí, lo recuerdo. Recuerdo como él se acercó a ella, lo que sentí en el instante en que sus caras se juntaron, lo recuerdo, recuerdo esos celos. Por eso lo hice.
Lo sé, tengo apenas quince años, pero el amor ya llamó a mi puerta, también sé que me porté mal con ella, pero no merecía esto, no conocía este dolor de ocasiones pasadas, no lo conocía y por eso lo hice, estuvo bien, lo hice bien, si.
En ese momento recordé todo lo que pasó, cuando éramos felices, solo la necesitaba a ella. Recordé nuestras discusiones que siempre acababan bien, ese ciclo que nos unía, pero él tuvo que llegar, todo fue culpa suya, yo no quería, él lo estropeó todo y por eso tuve que hacerlo.
Volvamos a lo de antes, recuerdo que juntaban sus caras, aquel sentimiento extremo de celos que me invadía, no dije nada, no me atreví, no le tenía miedo a él, ni a ella, simplemente no quería intervenir. Era extraño como a esa distancia ellos no me vieron, quizá estuvieran demasiado atareados con su intercambio de saliva como para hacerme caso. Quizá yo ya no significaba nada. Sí, eso era, yo no significaba nada ya, yo era otro bache en el camino, por eso lo hice si, lo hice bien.
Como dije, nada de esto hubiese pasado si él no se hubiese entrometido, todo fue su culpa, nosotros eramos felices, teníamos problemas, lo se, pero éramos felices en ese ciclo de problemas y reconciliación en el que estábamos, pero él tuvo que aparecer, tuvo que llegar con sus falsas promesas de eternidad y sus poemas buscados en Internet para arrancarla de mis brazos. Aún no entiendo como ella pudo pensar que él realmente la quería, cualquiera podría haberse dado cuenta de sus verdaderas intenciones, pero siempre fue demasiado inocente, y él se aprovechó de ello, por eso lo hice, por eso estuvo bien.
Recuerdo como con el transcurso del tiempo, esa escena se fue repitiendo a lo largo de los días, mi odio hacia él no hacía más que aumentar con cada escena de lo que ellos llamaban amor que tenía que soportar, ya que aunque no estuviese físicamente obligado a acudir a esas citas a las que no estaba invitado, algo me impedía no hacerlo, y es que mi corazón seguía latiendo por ella. Por eso lo hice si, por eso fue…
Recuerdo cuando, no mucho tiempo más adelante, cuando la desesperación empezó a consumir la poca esperanza que me faltaba, cuando el echo de dormir se convirtió en una leyenda difícil de creer, tomé aquella determinación. Todo sería el día siguiente, era una buena forma si, estaba bien.
Salí temprano, para poder coger discretamente la pistola de mi padre, y me dirigí al lugar de encuentro habitual con el rostro de aquel intento de persona en mente, aquello no hubiese sido necesario si él no hubiese aparecido, él me había obligado, pero era una buena decisión si, era lo mejor. Cuanto más aparecía en mi mente la escena que tantas veces había vivido obligado por mi propio corazón, más aumentaba la determinación con la que avanzaba y, por tanto, mis ganas de cometer lo que en otros casos hubiera considerado una barbaridad.
Finalmente, llegué a mi destino. Era aún temprano, pero les esperaría. Todo iba a ser como siempre había sido, hasta que yo apareciera lo iba a hacer bien si, era lo mejor.
Pasaron las horas y al fin les volví a ver, ambos seguían la pauta esperada, llegaron, se saludaron, hablaron durante escasos minutos que me parecieron milenios y, finalmente, llegó aquella escena tan odiada, aquel momento en el que todo sucedería, aquel instante en que acabaría con todo, en que terminaría con lo que más odiaba.
Sin dudarlo un solo instante, me dirigí hacia ellos con paso firme y, al situarme cerca de mi objetivo, que extendía su mano para saludarme, lancé mi puño hacia su mentón, e iniciamos un breve forcejeo en el que ambos acabamos en el suelo. Ella no sabía que hacer, no podía intervenir en una pelea así, o acabaría dañada también, simplemente se quedó totalmente inmóvil, probablemente por el pánico.
En ese momento en que los dos empezamos a levantarnos, pensé que era una buena ocasión para sacar el arma, y así lo hice.
Con total serenidad, apunté con el cañon a la sien y sin pensarlo disparé, solo se escuchó el grito de la chica, todo pasó demasiado rápido, sentí que todo se venía abajo, pero había sido una buena decisión si, estuvo bien.
Ahora miro el cuerpo en el suelo con el agujero de bala en la frente, la veo a ella llorando y lo recuerdo todo, por eso pasó, sí.
Ahora lo veo todo con claridad, ahora veo el cuerpo de aquella persona que odiaba horrorizado sin poder apartar la mirada del cadáver , ahora veo a la persona a la que amaba llorándolo, ahora veo mi cara pálida pegada al suelo. Ahora puedo verlo todo, aún no me he ido, aún sigo viéndolo. Estuvo bien, si. Si, definitivamente lo hice bien, no estoy confuso, en absoluto…
Gracias por leerme,
Joel