domingo, 17 de septiembre de 2017

Silencio

Angustiosos gritos acallan lo que queda de ti. ¿Qué hacer?, ¿Qué decir? Preguntas irresolubles abordan tu fustigada mente.

La almohada no responde a tus plegarias, pues los brazos de Morfeo solo abrazan a los sosegados. Llanto. Dolor. Sabes que no existe solución, y la espiral de oscuros sentimientos se apodera de ti. Impotencia.

Y sin embargo, la salvación llega. Finalmente, algo reclama tu ser y tus cansados ojos consiguen cerrarse. Tranquilidad. Olvido. Y todo lo que queda es el recuerdo. Recuerdo de una vida con sonido.

Gracias por leerme,
Joel

lunes, 16 de noviembre de 2015

Desesperación

A buen entendedor, pocas palabras bastan. Aquí os dejo esta pequeña composición que escribí ayer, antes de dormir:

Las voces del ingenio se hacen vivas, y nublan el consciente de un largo ocaso... el amanecer no llegará.

Vueltas que intentaban contrarrestar la indefinible tempestad de un lecho ya colmado de fútil llanto.


Y lo único visible es el estruendoso plomo que precede a la oscuridad.

Adiós. Sé que dudo de vuestro querer, mas yo os amo.

Gracias por leerme,
Joel

jueves, 19 de febrero de 2015

Poesía de Cosecha: "Soneto de buen amor"

Bueno, aquí os dejo el que es mi primer soneto (espero que el primero de varios), que habla simple y llanamente del amor . Como digo, es la primera vez que utilizo este tipo de composición, así que soy algo novato en ello, espero me lo tengais en cuenta.

He titulado pues al mismo "Soneto de buen amor", por razones obvias. Espero que lo disfrutéis y ¡Las críticas constructivas siempre son bienvenidas!


Humano placer de mundana fragua,
deleite glorioso que yace en lecho,
la búsqueda de amor bajo tu pecho
en cúlmen de total pasión desagua.

Armonioso cantar de aves danzantes,
acogedor fuego en la tempestad,
fuelle de una exponencial voluntad
en tenaz mente común resultantes

Cierren nuestros ojos su comisura 
y ahonde en mi sangriento el frío puñal
mas que no cese por ti mi locura.

Guiémonos lejos del vivo penal 
con nuestras manos libres de atadura,
hacia el último suspiro vital.

Gracias por leerme,
Joel

sábado, 7 de febrero de 2015

Prosa poética crítica de cosecha: "Vacío"

En ésta ocasión os dejo un pequeño texto de lo que he llamado "Poética crítica", que creo que se explica por sí mismo,  y que es mi primer acercamiento a este tipo de composición. Lo he titulado "Vacío" haciendo referencia a las palabras huecas. Básicamente, se trata de una crítica personal al sistema educativo. Cualquier duda que os surgiese con las metáforas me la podéis preguntar personalmente o en los comentarios y sobre todo, ¡Las críticas constructivas siempre son bienvenidas! Espero que lo disfrutéis.


Tinta flotante sobre fugaz papel, vuelta de breve hoja que anhela
significado, busca adhesión a la mente, causa de dicho pecado.

Palabras sueltas, incoherencias, expresión deficiente: infinito 
vacío de ejemplos impertinentes.

Objetivo desvirtuado de elevado coste, tapiz de oro excluyente,
permisivo filtro para mecánico desperdicio, búsqueda de 
incongruente número que te haga prioritario.

Y mientras tanto la razón, en fluido de estremecido oleaje,
lucha por mantener a flote el "homo sapiens" de su linaje.

¡Oh educación, que atacas a quien te aborda, concédenos de nuevo
sabiduría, justicia y nuestra honra!

Gracias por leerme,
Joel

martes, 14 de octubre de 2014

Prosa de cosecha: Sueño Eterno

Aquí os dejo, después de un tiempo sin publicar, un pequeño texto en prosa sobre un sueño que tuve esta misma noche, y que me dejó bastante marcado y me inspiró para escribir un poco.Lo he titulado Sueño Eterno. Espero que os guste: 


De repente, allí estaba. Sentado a su lado, sin mayor placer que su atenta mirada, sin mayor distracción que el candor de sus ojos, sumergiéndome en la epopeya de sus adentros. No es fácil describir como algo tan sencillo puede hacerte tan feliz,; hacerte olvidar todo lo malo que has pasado y ver solo un próspero futuro juntos, mano a mano, paso a paso.

Y conforme nuestro espíritu se unía en un danzar acompasado, fue nuestro corazón despertando la pasión que en su interior escondía, y con leves caricias y un último te quiero, se fundió en mí el carmín que sus labios recorría.


Abrí tras ello los ojos, y solo encontré sorpresa, estupor. ¿Dónde me encontraba? ¿Dónde había ido aquella fragancia que la endulzaba? Como respuesta solo encontré el duro lecho, y yaciendo en él desconsolaba. No había nada en mi cuerpo que explicase el sufrimiento, solo un alma dolida, indefensa ante el ataque del peor enemigo que todos tenemos, pero contra el cuál jamás podremos defendernos: nosotros mismos. Y allí, al asumir lo que había pasado, hundí mi húmeda fachada en la almohada, y deseé no volver a despertar.

Gracias por leerme,
 Joel

jueves, 5 de junio de 2014

Cuentos de cosecha "Un día nublado"

Como dije el otro día, aquí tenemos el otro cuento que escribí el año pasado. A parte de las matizaciones que hice el otro día sobre estos cuentos, quiero agregar como curiosidad que la idea para este relatillo se me ocurrió repentinamente a las 4 de la mañana después de haber pensado en ello durante más de 2 meses. En fin, sin más dilación, aquí os lo dejo. Espero que os guste y las críticas constructivas siempre son bien recibidas!

Aún me acababa de levantar en aquel frío y nublado día de invierno, sobre las 12:00 de la mañana, cuando mi teléfono móvil sonó con el tono de notificación asignado a los mensajes. Era cierto, había quedado con unos amigos a la una en el parque y se me había olvidado completamente. Afortunadamente, aún tenía tiempo para arreglarme.

Diez minutos antes de la hora indicada, salí hacia el punto de encuentro. No me gusta llegar tarde. Al llegar allí, tan puntuales como yo, se encontraban algunos de mis compañeros.

Cuando estuvimos todos, siguiendo lo planeado, nos fuimos a dar una vuelta. Nada fuera de lo común. Casi siempre que quedábamos hacíamos lo mismo al fin y al cabo.

Tras un par de horas de charla y de entretenimiento, decidimos que era buena hora para volver a casa porque, en esta ocasión, el ‘organizador’, el cual era uno de ellos, no había escogido precisamente una hora muy adecuada, pues tras dos horas de quedada todos teníamos que volver a casa para comer. Todo fue muy rutinario hasta ese momento pero, cuando estaba yendo en dirección a mi casa, cerca del parque donde comenzó la reunión vi una figura que me resultaba familiar. Me resultaba demasiado familiar. No podía ser, ¿era mi padre? No podía ser él, ¿o sí lo era?

Lo era. Era él. Tenía los mismos rasgos que aquél que se fue hace tres años para no volver. Tenía los mismos rasgos que mi padre, tal y como le recordaba antes de aquel funesto accidente de avión que llevó a la muerte a tantísimas personas, entre ellas, a él.

Nunca había conseguido superar aquello, recuerdo el momento en el que me contaron la fatal noticia, aquel sentimiento de soledad, de impotencia, de saber que jamás le volvería a ver y que, con los doce años que tenía entonces, tendría que salir adelante sin uno de los pilares que hasta entonces había sustentado mi vida. Sin embargo ahí estaba. ¿Cómo podía ser? Intenté acercarme a él, esperando el milagro, esperando que lo que había visto fuese real. En aquellos aproximados diez metros que nos separaban había suficiente gente para que me costase avanzar, pero no para cortar la visión de esa persona que caminaba en la misma dirección que yo, por delante mía. No le quitaba el ojo de encima, no pensaba perderle de nuevo. No estaba seguro de que fuese él, no quería gritar y hacer el ridículo de no ser así.

A los cinco minutos de la ‘persecución’, que tanto se prolongaba por culpa del barullo que había en la zona, así como del tráfico, aquella figura se montó en un coche y arrancó, impidiéndome alcanzarle. Lo único que pude ver es su rostro por la ventanilla. Efectivamente, era él, no cabía duda. Mis gritos cayeron en saco roto, no me escuchó.

Me sentía fatal por no haber podido llegar a él. No quería volver a casa, solo quería verle, resolver todas las dudas que tenía. Poder volver a abrazar a aquel padre al que perdí.

Resignado y con ganas de llorar suficientes para que mis lacrimales estuviesen al borde del colapso, emprendí el camino a casa, ya que si llegaba tarde, además de todo este funesto trago me iba a quedar soportar una bronca de mi madre. Afortunadamente, todo lo anterior apenas me llevó quince minutos, aún podía llegar medianamente a tiempo.

Una vez en casa, llegó la parte más dura, ocultar todo lo que me pasaba. Obviamente, no podía contarle nada de lo sucedido a mi madre o pensaría que estaba delirando, o quizás simplemente se creería que intento tomarle el pelo.

Pasó un mes. Ni rastro. Mi padre resucitado no volvió a aparecer. Dormir se ha convertido en un mito; es decir, ahora me paso las noches pensando. Millones de preguntas sin respuesta afloran en mi cabeza. ¿Realmente no me escuchó o huía de mí? ¿Cómo estaba vivo? Nada tenía sentido. ¿Me había vuelto loco?

Cada día, cada vez más cansado por la falta de horas de sueño vuelvo a aquel lugar en el que pasó todo, en busca de mi padre. No puede haber sido mi cabeza, era él, yo lo sé. Pero cada vez que vuelvo a aquél sitio puedo volver a verle entre la multitud, aunque sé que esta vez no es de verdad, puedo volver a sentir mis gritos rebotando en mi propia cabeza. Puedo escucharme gritando como loco la palabra ‘Papá’ mientras él se introducía en el vehículo y se iba, sin inmutarse, y puedo volver a sentir todo lo que sentí cuando lo perdí por segunda vez al no poder alcanzarle. Levanto la vista al cielo y solo veo nubes. Un día nublado, siempre está nublado.



Gracias por leerme, 
Joel

lunes, 19 de mayo de 2014

Cuentos de cosecha: "Impotencia Reprimida"

Bueno, como el otro día colgué en una entrada el poema y tuvo bastante aceptación con respecto a las visitas que recibí, y a fin de enseñaros un poco mi narrativa, os voy a dejar aquí un cuento que escribí el año pasado. He de decir que mi forma de escribir ha cambiado algo desde entonces y quizá haya cosas que personalmente retocaría, pero quiero dejarlo intacto por respeto al tiempo que le eché escribiéndolo.

Como último detalle, el título, "Impotencia reprimida" es una redundancia que hace referencia a lo tremendamente impotente que se siente uno en algunos casos, así como un augurio de la solventación del problema. Sin más dilación, aquí os dejo mi cuento, las críticas constructivas siempre son bienvenidas y de hecho, me encantaría que las hicieseis.





Sí, ahora lo recuerdo, ahora recuerdo por qué lo hice. Estuvo bien, si. Sí, definitivamente lo hice bien, no estoy confuso, en absoluto.

Recuerdo perfectamente, apenas cinco metros me separaban de ellos, estábamos junto al Bahía Mar sí, lo recuerdo. Recuerdo como él se acercó a ella, lo que sentí en el instante en que sus caras se juntaron, lo recuerdo, recuerdo esos celos. Por eso lo hice.

Lo sé, tengo apenas quince años, pero el amor ya llamó a mi puerta, también sé que me porté mal con ella, pero no merecía esto, no conocía este dolor de ocasiones pasadas, no lo conocía y por eso lo hice, estuvo bien, lo hice bien, si.


En ese momento recordé todo lo que pasó, cuando éramos felices, solo la necesitaba a ella. Recordé nuestras discusiones que siempre acababan bien, ese ciclo que nos unía, pero él tuvo que llegar, todo fue culpa suya, yo no quería, él lo estropeó todo y por eso tuve que hacerlo.


Volvamos a lo de antes, recuerdo que juntaban sus caras, aquel sentimiento extremo de celos que me invadía, no dije nada, no me atreví, no le tenía miedo a él, ni a ella, simplemente no quería intervenir. Era extraño como a esa distancia ellos no me vieron, quizá estuvieran demasiado atareados con su intercambio de saliva como para hacerme caso. Quizá yo ya no significaba nada. Sí, eso era, yo no significaba nada ya, yo era otro bache en el camino, por eso lo hice si, lo hice bien.


Como dije, nada de esto hubiese pasado si él no se hubiese entrometido, todo fue su culpa, nosotros eramos felices, teníamos problemas, lo se, pero éramos felices en ese ciclo de problemas y reconciliación en el que estábamos, pero él tuvo que aparecer, tuvo que llegar con sus falsas promesas de eternidad y sus poemas buscados en Internet para arrancarla de mis brazos. Aún no entiendo como ella pudo pensar que él realmente la quería, cualquiera podría haberse dado cuenta de sus verdaderas intenciones, pero siempre fue demasiado inocente, y él se aprovechó de ello, por eso lo hice, por eso estuvo bien.


Recuerdo como con el transcurso del tiempo, esa escena se fue repitiendo a lo largo de los días, mi odio hacia él no hacía más que aumentar con cada escena de lo que ellos llamaban amor que tenía que soportar, ya que aunque no estuviese físicamente obligado a acudir a esas citas a las que no estaba invitado, algo me impedía no hacerlo, y es que mi corazón seguía latiendo por ella. Por eso lo hice si, por eso fue…

Recuerdo cuando, no mucho tiempo más adelante, cuando la desesperación empezó a consumir la poca esperanza que me faltaba, cuando el echo de dormir se convirtió en una leyenda difícil de creer, tomé aquella determinación. Todo sería el día siguiente, era una buena forma si, estaba bien. 

Salí temprano, para poder coger discretamente la pistola de mi padre, y me dirigí al lugar de encuentro habitual con el rostro de aquel intento de persona en mente, aquello no hubiese sido necesario si él no hubiese aparecido, él me había obligado, pero era una buena decisión si, era lo mejor. Cuanto más aparecía en mi mente la escena que tantas veces había vivido obligado por mi propio corazón, más aumentaba la determinación con la que avanzaba y, por tanto, mis ganas de cometer lo que en otros casos hubiera considerado una barbaridad.

Finalmente, llegué a mi destino. Era aún temprano, pero les esperaría. Todo iba a ser como siempre había sido, hasta que yo apareciera lo iba a hacer bien si, era lo mejor.

Pasaron las horas y al fin les volví a ver, ambos seguían la pauta esperada, llegaron, se saludaron, hablaron durante escasos minutos que me parecieron milenios y, finalmente, llegó aquella escena tan odiada, aquel momento en el que todo sucedería, aquel instante en que acabaría con todo, en que terminaría con lo que más odiaba.

Sin dudarlo un solo instante, me dirigí hacia ellos con paso firme y, al situarme cerca de mi objetivo, que extendía su mano para saludarme, lancé mi puño hacia su mentón, e iniciamos un breve forcejeo en el que ambos acabamos en el suelo. Ella no sabía que hacer, no podía intervenir en una pelea así, o acabaría dañada también, simplemente se quedó totalmente inmóvil, probablemente por el pánico.


En ese momento en que los dos empezamos a levantarnos, pensé que era una buena ocasión para sacar el arma, y así lo hice.


Con total serenidad, apunté con el cañon a la sien y sin pensarlo disparé, solo se escuchó el grito de la chica, todo pasó demasiado rápido, sentí que todo se venía abajo, pero había sido una buena decisión si, estuvo bien.


Ahora miro el cuerpo en el suelo con el agujero de bala en la frente, la veo a ella llorando y lo recuerdo todo, por eso pasó, sí.

Ahora lo veo todo con claridad, ahora veo el cuerpo de aquella persona que odiaba horrorizado sin poder apartar la mirada del cadáver , ahora veo a la persona a la que amaba llorándolo, ahora veo mi cara pálida pegada al suelo. Ahora puedo verlo todo, aún no me he ido, aún sigo viéndolo. Estuvo bien, si. Si, definitivamente lo hice bien, no estoy confuso, en absoluto…


Gracias por leerme,
Joel