A buen entendedor, pocas palabras bastan. Aquí os dejo esta pequeña composición que escribí ayer, antes de dormir:
Las voces del ingenio se hacen vivas, y nublan el consciente de un largo ocaso... el amanecer no llegará.
Vueltas que intentaban contrarrestar la indefinible tempestad de un lecho ya colmado de fútil llanto.
Y lo único visible es el estruendoso plomo que precede a la oscuridad.
Adiós. Sé que dudo de vuestro querer, mas yo os amo.
Gracias por leerme,
Joel